martes, 1 de julio de 2014

El tumba burros



Mi historia con el diccionario

Recuerdo aquella tarde cerca del año 1995, siete tomos de la Enciclopedia práctica planeta de la editorial DISA, habían llegado a mi vida por interés de mi madre, maravillaban mis ojos, no sólo podía encontrar ahí todo lo que quisiera saber, también podía ver imágenes que representaban algunas de las cosas contenidas entre sus páginas, una de las razones por la cual este “tumba burros” fue durante mucho tiempo uno de mis favoritos, mi mundo de niña parecía haber encontrado la respuesta a todas las cosas que no sabía, y de la manera más fácil porque el contenido esta ordenado alfabéticamente.
          Esta enciclopedia no fue el primer diccionario que llego a mi vida, lo fue un LAROUSSE de bolsillo a petición de mi maestro de la primaria, tristemente sólo cumplió el papel de peso extra en mi mochila escolar durante 1993 y 1994.
          No fue sino hasta 1999 cuando resultaron insuficientes esos tan maravillosos libros que lo contenían todo y podían sacarme de la ignorancia, mi necesidad de conocer vocabulario del idioma inglés, curso que llevaba en secundaria, hizo que buscara un diccionario traductor de español-inglés y viceversa, el mejor candidato por conocido, práctico y económico, fue el Larousse, diccionario moderno, español-inglés, inglés-español.
          No sólo el inglés, por ser una lengua extranjera, provoco en mi una necesidad para adquirir un diccionario, también el español que requería ampliar mi vocabulario, me hizo buscar otros diccionarios, adquirí un diccionario de conceptos básicos llamado Diccionario Enciclopédico Academia, Fuente de consulta para toda la vida de la editorial Fernández Editores, otro de ortografía porque no sólo hay que saber escribir vocales y consonantes sino también conocer y hacer uso de las reglas gramaticales, el diccionario se llama Larousse consultor, ortografía-dudas, y uno más de sinónimos Larousse consultor, conjugación-sinónimos, esté lo conseguí porque además de ampliar mi vocabulario me hacía sentir que tenía el poder de decir la misma idea con diferentes palabras y eso provocaba envidias entre mis compañeros de secundaria, cosa que me gustaba tanto.
         Finalmente los diccionarios que han llegado a mi han sido y siguen siendo útiles, aunque me gustaría tener otra vez esa curiosidad que de niña provoco que los obtuviera, y es verdad, los diccionarios si son “tumba burros”.

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