La cultura y la familia, influyen de modo
significativo en los hábitos que tengamos a la hora de comer. Otro aspecto que los condiciona, es la selección, preparación y consumo de los
alimentos.
Los hábitos alimenticios se transmiten de padres a
hijos. Es un acto de mimesis, todo lo que hagan los padres, el niñ@ lo
reproducirá.
Aunque no se hayan dado cuenta, nuestros padres
transmitieron las costumbres alimenticias que ahora tenemos, desde el momento de
nuestro nacimiento. La frecuencia con que nos alimentaban y el contexto en el
que lo hicieron, forman los primeros aprendizajes de alimentación, que nos
marcaron para el resto de nuestras vidas. Si de pequeños, nuestros padres nos ponían
rigurosas reglas a la hora de comer, como sentarnos a la mesa, pero ellos lo
hacían frente al televisor, de nada sirvió, porque aprendemos del ejemplo, qué
y cómo comer.
El lugar y el clima donde vivamos son factores determinantes; no es lo mismo vivir en costas de México, con un clima cálido, donde seguramente encontraremos gran variedad de pescados y mariscos, vegetales y beberemos abundante agua; que vivir en Rusia, donde los alimentos tienen alto contenido calórico, ya que en regiones frías se necesita más energía, y por ello las sopas son muy populares en esas regiones.
Otro aspecto de gran relevancia es la manera de consumir los alimentos, es decir, en que horarios los tomamos, ¿siempre hacemos las tres comidas (desayuno, comida y cena) a la misma hora?; ¿comemos solos o acompañados?, el hecho de comer solo o acompañado es un potente agente que determina lo que una persona come, independientemente del hambre que tenga: cuestión de apetito.
Es inminente que todos necesitamos alimentos, porque
son los únicos que nos proporcionan energía y diversos nutrimentos necesarios
para crecer sanos y fuertes, y obviamente para poder realizar las actividades
diarias. No existe absolutamente nadie que pueda sobrevivir sin alimento (la
falta de nutrimentos, ocasiona problemas graves en la salud).
Sin embargo, no se trata de comer por comer, de
llenarse (ni que fuéramos tanque), sino de recibir a través de los alimentos,
los nutrimentos necesarios para poder realizar todas nuestras funciones
cotidianas.
La buena noticia es que los hábitos se pueden
corregir, así es que no te preocupes si tu eres una de esas personas que nunca ha
llevado un control de lo que come, dónde come y cuando lo hace, nunca es tarde
para empezar.
Por eso no te pierdas la próxima entrada donde encontrarás algunos consejos que podrán serte de ayuda.
Por eso no te pierdas la próxima entrada donde encontrarás algunos consejos que podrán serte de ayuda.
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